Este fin de semana leíamos varios artículos -este es el más interesante de todos-, preocupados, sobre los incendios forestales. Todos ellos, sin excepción, hablaban sobre sobre lo que nosotros estamos apunto de describir y que aprovechamos para contestar a la pregunta que da título a esta entrada.. ¿Cómo será el Verano en Materia de Incendios Forestales? Creemos que este verano en materia de incendios forestales puede ser catastrófico. ¿Por qué? Son muchos los factores que provocan un fuego, como sabéis, y con él, la aparición de un incendio forestal pero antes como en otras ocasiones repasemos lo que nos dice la estadística del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
El avance informativo que periódicamente publica el ministerio muestra unos valores poco esperanzadores. Los valores mostrados comprenden el período entre el 1 de enero y el 16 de junio de 2019 (entre paréntesis los mismos datos para el año 2018 -aprovechamos para recordar lo que escribíamos el año pasado-):
- 6.220 siniestros (2.722)
- 3.781 conatos (1.784)
- 2.439 más de una hectárea (938)
- 38.023,60 ha de superficie forestal afectada (9.284,71 ha)
- 3 gran incendio (1)
Objetivamente se trata de cifras negativas. Sin duda. Todos los aspectos indicados son superiores a los del año pasado en un porcentaje muy preocupante. Y siendo aún más objetivos, el valor medio de los últimos diez años para estos parámetros, también son inferiores a los de este 2019. Es verdad, que la diferencia no es tan escandalosa pero, son inferiores. Con estos datos el verano lo comenzamos mal. Sigamos avanzando.
Un factor fundamental para la propagación, entre otras cosas, es la meteorología. Es decir, la predicción meteorológica puede ayudarnos a contestar a la pregunta que nos hacemos. En este sentido, consultando a la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) nos dan la respuesta que buscamos. Esta agencia prevé que la temperatura para los meses de junio-julio-agosto «hay una mayor probabilidad de que la temperatura se encuentre en el tercil superior en el norte, este de la península y Baleares«; en cambio para «el suroeste peninsular y Canarias la probabilidad de los terciles correspondientes a la temperatura es la climatológica«, es decir, la temperatura normal; si nos centramos en la precipitación la AEMET nos indica que la precipitación «en toda España es la climatológica» (periodo de referencia 1981-2010).
Tenemos que tener en cuenta que la metodología que sigue la AEMET es de carácter probabilístico, es decir, «las predicciones reflejan la probabilidad de que el valor promedio de una variable a lo largo del período de tres meses esté por encima o por debajo de los valores considerados normales o habituales». Según toda esta información tendremos un verano normal en cuanto a temperatura y/o precipitación, salvo en el norte, este peninsular y Baleares que, en cuanto a temperatura, alcanzarán valores superiores a los normales. Pero sigamos avanzando.
Otro factor a tener en cuenta es la vegetación. El combustible. Si hay incendios es porque hay «algo» que se quema. Así de sencillo. El problema surge cuando ese combustible además de no gestionarlo adecuadamente por multitud de factores que todos conocemos y que nos daría para escribir varias entradas sobre la materia, se encuentran en un estado tan alto de sequedad como el que nos encontramos al principio de este verano. Es ahí, donde tenemos el problema. Y el problema lo tenemos todos.
Leíamos en una de las noticias que hacíamos mención al principio que … «no nos damos cuenta de que un incendio de 3.000 hectáreas emite la misma cantidad de CO2 que la ciudad de Valencia en un año«… por lo que en un escenario de cambio climático global nos debería hacer reflexionar.
Volviendo a contestar la pregunta que nos hacemos… por estadística, por meteorología y climatología, por abandono del monte, por un alto contenido de material combustible en los montes, por falta de prevención, por falta de rentabilidad del monte, por una excesiva política de extinción, por una gestión ineficiente, por falta de programas de educación, etc., en definitiva, por torpeza este año pensamos que el verano será malo en materia de incendios forestales.
Terminamos con otra reflexión que encontramos en los artículos que hemos leído este fin de semana y que nos parece muy significativa «si no gestionamos el monte y se toman decisiones para luchar contra el cambio climático, el fuego será quien gestione nuestro territorio de forma dramática«. La pregunta que nos surge ahora es… ¿no lo hace ya?