En el Parque Nacional de Sierra Nevada…

Share

En la pasada Semana Santa, tuve la oportunidad de visitar la provincia de Granada… Increíble, todos y cada uno de los cinco días que estuve allí, no sólo por la compañía, que también, sino por la multitud de sorpresas que ofrece esta provincia andaluza.

Este artículo lo escribo para continuar el proyecto de visitar y recorrer los 15 Parque Nacionales con los que contamos en España y describir sus principales aspectos: clima, edafología, orografía,… En definitiva, escribir porque estos espacios están catalogados con la máxima figura de protección que tenemos en nuestro país y, visitando Granada, el artículo que empezáis a leer se centra en el Parque Nacional de Sierra Nevada.

Imagen 1. Vista satelital del Parque Nacional

Son muchas cosas las que contar de este viaje, desde la pequeña localidad de Dílar donde nos alojamos hasta la admirable ciudad de Granada con la espectacular Alhambra. En fin, no puedo decir otra cosa qué, mereció la pena. Y sin más vacilación, empiezo por…

¿Cuándo se crea?

La andadura de Sierra Nevada para alcanzar la máxima figura de protección que tenemos en nuestro país se remonta al año 1986, cuando, la UNESCO, la cataloga como Reserva de la Biosfera con una superficie de 172.238 hectáreas correspondientes a una extensión de 94 kilómetros de longitud (de este a oeste) y 34 kilómetros de anchura (de norte a sur). De toda esta superficie, sólo la parte central, es decir, 85.883 hectáreas, es Parque Nacional.

Unos años más tarde, en el año 1989, es declarado Parque Natural motivado por sus singularidades de flora, fauna, geomorfología y paisaje, para posteriormente, con el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales y el Plan Rector de Uso y Gestión aprobado, sienta las bases para continuar su escalada hasta conseguir la catalogación de Parque Nacional,  hecho que se inicia en el Parlamento Andaluz el 19 de octubre de 1995.

Como sabemos, “las cosas de palacio van despacio” y en este país no hay mayor palacio que la administración, más si cabe en este caso en la que forman parte todas y cada una de las administraciones presentes en la zona. Así, no fue hasta el año 1997, en concreto, el 7 de octubre, cuando llega al Congreso de los Diputados esta propuesta de declarar a Sierra Nevada Parque Nacional.

Tras todo el proceso burocrático, y técnico, para definir el futuro Parque Nacional más grande, en extensión, de toda Europa, se publica en el BOE la Ley 3/1999, de 11 de enero, por la que se crea el Parque Nacional de Sierra Nevada.

¿Por qué se crea?

Cito, literalmente, lo que se indica en la Ley, ya que deja claro el motivo: “la singularidad y riqueza florística de Sierra Nevada, su variedad de formaciones vegetales, espectacularidad paisajística e interés geomorfológico constituyen un patrimonio natural y cultural de indudable valor científico, recreativo y educativo, y justifican declarar de interés general de la Nación su conservación, configurando este paraje como Parque Nacional”.

Del mismo modo que el resto de la Red de Parques Nacionales, en Sierra Nevada, se crean las sinergias adecuadas para la conservación y protección de los ecosistemas mediterráneos de montaña y alta montaña que representa pero, además, se integran una serie de mecanismos que deben contribuir a la difusión de sus valores culturales y a promover el desarrollo sostenible de las poblaciones que se asientan sobre él.        

En este sentido, al tratarse de uno de los zonas protegidas más grandes de toda Europa, son muchos los términos municipales que engloba Sierra Nevada, de hecho, como sabéis, este Parque está presente en dos provincias: Granada y Almería, esta última, en la parte más oriental del espacio como puede apreciarse en la Imagen 1. Son muchos los pueblos que conforman este espacio natural así como aquellos que conforman el Área de Influencia Socioeconómica, ahí van algunos que podéis visitar:

  • Abla (Almería)
  • Abrucena (Almería)
  • Alboloduy (Almería)
  • Aldeire (Granada)
  • Alpujarra de la Sierra (Granada)
  • Alsodux (Almería)
  • Bayárcal (Almería)
  • Beires (Almería)
  • Bérchules (Granada)
  • Busquístar (Granada)
  • Canjáyar (Almería)
  • Cáñar (Granada)
  • Dólar (Granada)
  • Dúrcal (Granada)
  • Ferreira (Granada)
  • Fiñana (Almería)
  • Fondón (Almería)
  • Güejar-Sierra (Granada)
  • Huéneja (Granada)
  • Jerez del Marquesado (Granada)
  • Juviles (Granada)
  • La Tahá (Granada)
  • La Zubia (Granada)
  • Las Tres Villas (Almería)
  • Lanjarón (Granada)
  • Lanteira (Granada)
  • Laujar de Andarax (Almería)
  • Lecrin (Granada)
  • Lugros (Granada)
  • Monachil (Granada)
  • Nacimiento (Almería)
  • Nevada (Granada)
  • Nigüelas (Granada)
  • Ohanes (Almería)
  • Paterna del Río (Almería)
  • Pórtugos (Granada)
  • Rágol (Almería)
  • Soportújar (Granada)
  • Trevélez (Granada)
  • Válor (Granada)

 

¿Qué podemos encontrar?

Puesto que la situación actual es el resultado de la acción conjunta de todos los factores que lo hacen ser como lo conocemos hoy: actividad humana, hidrografía del terreno, orografía, edafología y los factores climáticos de la zona, explicaré, brevemente, cada uno de estos factores añadiendo mi pequeña aportación sobre el Parque en función de lo vivido durante los días que pudimos conocer la Alpujarra.

Tras consultar mucha bibliografía al respecto me decanto por citar la colección que en el año 2009 vio la luz sobre todos los Parques Nacionales de la editorial Canseco Editores. Destacando el trabajo de todos los colaboradores que participaron bajo la coordinación de Vicente García Canseco que lleva por título: Parque Nacional de Sierra Nevada, haciendo referencia a este libro cuando aparezca en cursiva y entrecomillado, para no llevarme el mérito que no merezco.

  • Actividad humana

Desde el punto de vista antrópico varias son los aspectos que me llamaron la atención de este “conjunto de sierras, serranías y comarcas, de alto valor paisajístico, ecológico, y en, última instancia, socioeconómico”.

En primer lugar, al tratarse de una zona de alta montaña, las poblaciones se sitúan en las zonas medias (1.000-2.000 metros de altitud), más favorables para desarrollar una economía de subsistencia basada en pequeñas parcelas agro-ganaderas. “El terreno, frágil y escarpado, obligó a sus pobladores a idear sistemas de construcción que les permitieran realizar sus tareas”. Este hecho provoca un gran número de bancales realizados con muros de piedra en seco, consiguiendo de esta manera retener el suelo y el agua para favorecer los cultivos y pastos para la cabaña ganadera que cada familia sustentaba. También es destacable, el número de acequias y sistemas de riego que han utilizado durante siglos, motivado por la abundancia de agua que desde las montañas riegan sus calles.

 

A día de hoy, la actividad agrícola y ganadera se sigue manteniendo a través del mismo sistema tradicional de parcelas pequeñas pero de una manera residual, porque la declaración de Parque Nacional contribuyó a un cambio socioeconómico importante derivando el principal motor económico al sector servicios relacionados con el turismo: restauración, artesanía, aventura,…

Otro aspecto que llamó mi atención es la arquitectura de estas localidades, caracterizadas por ser de una sola planta, de poca altura, con techo plano  y encaladas, conformando un paisaje característico de pequeños poblaciones en las laderas de las montañas que conforman Sierra Nevada.

  • Orografía

Sierra Nevada forma parte de la Cordillera Bética, por tanto, se trata de una zona de montaña con unas características especiales que le hacen único, de hecho, en este macizo se encuentran las mayores cota de toda la Península Ibérica.

La orografía entendida como la parte de la geografía física que trata la descripción de las montañas (definición de la Real Academia Española) es uno de los aspectos fundamentales del Parque puesto que a partir de ella se describen y explican las principales características físicas de este espacio natural.

De manera, casi generalizada, la alineación oeste-este del macizo caracterizan Sierra Nevada , describiendo la zona sur como la  Alpujarra “conformada por los relieves de media y baja montaña” y la zona norte como la Nevada “conformando la zonas más elevadas del macizo”; desde un punto de vista técnico se denominan “complejo Alpujárride” y “complejo Nevádide”.

La vertiente norte de esta alineación o Nevádide es una zona más escarpada puesto que en ella podemos encontrar las cotas más elevadas de toda la cordillera y de la Península Ibérica: Mulhacén (3.482 m), Veleta (3.392 m), Alcazaba (3.366 m), Puntal de Vacares (3.125 m), Horcajo de Trevélez (3.182 m), Tosal del Cartujo (3.152 m); Picón de Jeres (3.094 m), Caballo (3.013 m), San Juan (2.784 m), Peñón del Puerto (2.750 m) y Chullo (2.609 m). Por lo general, es más abrupta que su acompañante y donde se suceden gran cantidad de “barrancos rectilíneos entre grandes lomas cuyos perfiles, transversal y longitudinal, son convexos”, predominando en los sectores más bajos y medios un paisaje fluvial y en los más altos un paisaje glaciar. Estas formaciones modelan el relieve y, en general, se consiguen zonas muy escarpadas con pendiente superiores al 50%, “salpicadas de zonas minoratarias “más llanas” (pendientes entre el 25-30%) conocidas como rasas”.

En la vertiente sur o Alpujárride se pueden citar las siguientes cotas como las más características: Trevenque (2.079 m), Corichuela (1.998 m), Castillejo (1.900 m), Gordo (1.886 m), Los Gallos (1.885 y 1.883 m), Tesoro (1850 m), Huenes (1.809 m), Pico de la Carne (1.809 m) y Tamboril (1.767 m).     

  • Geología y Litología

Característico de los Sistemas Alpinos presenta “una geología complicada debido a la relativa escasez de afloramientos rocosos (roca “in situ”), ocultos bajos los mantos de derrubios que cubren las laderas, producto de la agresividad erosiva del clima. Las etapas de deformación y metamorfismo existente a lo largo de los años han originado un gran pliegue anticlinal, con al menos dos ejes, uno principal: noroeste-suroeste (entre el Veleta y el Mulhacén) y otro secundario: noroeste-sureste (al sur del Cerro del Caballo).”

El complejo Nevádide, en donde se encuentran las cotas más altas de Sierra Nevada, está formado por rocas metamóficas, micaesquistos, pizarras y cuarcitas con más de 500 millones de años, las cuales están muy fracturadas y deformadas motivadas por la acción de los mecanismos de disgregación como son la geligracción: rotura de las rocas por la presión del hielo o  soliflexión: escurrimiento de coladas de materiales (bloques rocosos, material fino de suelos) en los proceso de congelación-descongelación.

El complejo Alpujárride, dispuesto en la zona central, está compuesto por rocas metamórficas, filitas y sobre éstas, rocas carbonatadas (dolomías y calizas) de más de 200 millones de años, estando en este caso, menor deformadas que las anteriores, es decir, los procesos de alteración descritos no son tan frecuentes. En cambio existen otros regímenes de modelado propios de estas zonas como son  “la erosión hídrica lineal, ligada a la actividad fluvial (común a todas las cotas), que escava los arroyos, ríos y torrentes, formación de suelos  que altera biogeoquímicamente las rocas y modifica el trazado de las vertientes, termofracción, rotura de las rocas por los cambios bruscos de temperatura día-noche (propia de las cotas más bajas y de la época estival en las altas), erosión eólica o producida por el viento (intensa en el macizo), etc.”

Se puede diferenciar un tercer complejo geológico situado alrededor de los anteriores. Éste tercer complejo geológico estaría formado por rocas de naturaleza muy diversa: sedimentos de origen marino, lacustre y fluvial, generados por la erosión y depositados en la multitud de cuencas que configuran Sierra Nevada. Estas unidades tienen una antigüedad de 10 millones de años y, en la actualidad, se sigue produciendo los procesos que la conforman.

  • Edafología

  En cuanto a la edafología, la roca, clima, seres vivos, relieve y tiempo, son los cinco factores conocidos como formadores del suelo y en ellos radican las peculiaridades edafológicas de Sierra Nevada y conforman un conjunto de perfiles que confieren a este espacio unas características propias.

Los perfiles, para los no iniciados en la materia, son el conjunto de horizontes que forman el suelo. En función de las características de estos horizontes se define un perfil (“a nivel mundial puede alcanzar una altura entre uno y dos metros desde la superficie”).  En Sierra Nevada, dado el ecosistema o hábitat en el que nos encontramos, estos valores medios mundiales raramente se alcanzan puesto que lo que se encuentra es la roca que conforma el suelo. Entonces, a partir de estos horizontes se definen los tipos de suelo, en función de las diferentes características que los conforman: color, textura, raíces, contenido de materia orgánica, nutrientes, pH, agua,…

Pues bien, en Sierra Nevada el horizonte más característico, al tratarse de un suelo de montaña es el horizonte orgánico-mineral : “superficial, identificable por su alto contenido relativo en material orgánico que le confiere colores oscuros, buena estructura, elevada reserva de nutrientes para las plantas, etc.”

“Debajo del horizonte principal puede aparece un horizonte de alteración en profundidad, donde el material geológico se encuentra alterado y donde el material geológico se encuentra alterado, adquiriendo colores pardos, amarillentos, rojizo, verdosos, etc.”

En las zonas más profundas del suelo, a veces en contacto con la roca no meteorizada, compacta, aparecen las capas y horizontes donde la alteración es poco intensa y el proceso principal es la disgregación de la roca.             

Por último, para este apartado, se incluye, un tipo de suelo que aparece asociado a zonas con un alto nivel de hidromorfismo, es decir, la presencia de agua les hace característicos por sí mismos, aunque procedan de los vistos anteriormente: los “chancales” o “borreguiles”, importantes tanto a nivel edafológico como socioeconómico por el uso como pastaderos por el ganado que pasta sobre ellos. “Los mejores ejemplos se encuentran en las cabeceras altas de los ríos, en un paisaje glaciar, ligados a accidentes tectónicos, morrenas, canchales, ventisqueros, etc. El agua que empapa el suelo no está, en la mayoría de los casos, estancada sino que se renueva constantemente y por ello no hay deficiencias en oxígeno, lo que constituye un carácter ecológico importante.”

Finalmente, en las zonas altas de la Sierra, incluyendo las cumbres, están en su mayor parte ocupados por derrubios (canchales o cascajares) y afloramientos rocosos. Estos tipos de terrenos no se pueden considerar, desde un punto de vista edáfico, como suelos, sin que ello suponga la ausencia total de materiales afectados por la edafogénesis, en donde una parte importante de la flora rupícola (endémica en gran medida) subsiste.

  • Clima

Se trata de una región con un clima particularmente mediterráneo, pero hay que tener en cuenta su orografía de alta montaña que le confiere características propias de un clima continental frío.  En este sentido, he optado por escribir literalmente, lo que aparece en la bibliografía consultadla ya que nos permite hacernos una idea de que tiempo podemos encontrarnos en el Parque: “la temperatura media anual puede estimarse en alrededor de la media docena de grados, con fuertes oscilaciones térmicas, día-noche, y mínimos invernales, en ocasiones, por debajo de los 35 grados bajo cero. Las precipitaciones media son del orden de 800 mm, de las que el 75% lo son en forma de nieve por encima de los 2.000 m de cota. Los estiajes, no obstante, se pueden considerar largos, secos y cálidos.”

Si bien, esta información, hay que tomarla con precaución puesto que el Parque, como se ha descrito, es una zona de alta montaña de la Cordillera Bética y, por tanto, las diferencias climáticas existentes entre las cotas por encima de los 2.000 metros con respecto a las zonas habitadas es muy alta. Es decir, las características propias del macizo montañoso condicionan en un grado elevado las características climáticas, encontrando muchas diferencias entre las zonas de influencia socioeconómica y el propio espacio natural.

Profundizando un poco más en la climatología recurro, una vez más, a la división geomorfológica del Parque, es decir, la zona norte o Nevádide  y la zona sur o Alpujárride.

La zona norte está caracterizada por tener menos horas de insolación que la sur lo que influye notablemente en las características botánicas y faunísticas en comparación con la vertiente sur o Alpujárride. Por otra parte, esta alineación este-oeste del macizo confiere una distribución pluviométrica diferente en cuanto a la parte occidental y oriental del mismo, teniendo en este caso mayor pluviometría la zona occidental que la oriental, quizá porque se encuentra en esta zona almeriense un carácter más mediterráneo que la anterior, que es más atlántica.

Una mención especial son las aguas interceptadas por la vegetación y el terreno en forma de niebla, que suponen un aporte hídrico importante al conjunto de la precipitación aceptada por Sierra Nevada. Estas nieblas se originan, especialmente en la vertiente sur, debido a las fuertes y rápidas oscilaciones térmicas provocan procesos de condensación importantes que nos ofrece a los visitantes un paisaje único de Sierra Nevada.

  • Hidrografía

La gran extensión de Sierra Nevada y su disposición en sentido este-oeste, diferencia claramente dos vertientes en cuanto a su hidrografía, de manera análoga a los otros aspectos que he descrito. Así, por un lado, en la vertiente norte podemos encontrar aquellos ríos que surten al río Guadalquivir que desembocan en el Océano Atlántico y, por otro, la vertiente sur surtida por varios ríos que desembocan en el Mar Mediterráneo, por tanto, pertenecientes a la Cuenca Mediterránea Andaluza.

En concreto, la zona norte se puede diferenciar claramente dos cuencas formadas por los ríos Genil y Fardes, afluentes del Guadalquivir por su margen izquierda.

Por el contrario, la sur, más extensa diferencia tres grandes cuencas: Guadalfeo, Adra y Andarax.

Este complejo e intrincado sistema hidrográfico conformado por multitud de ríos, provoca la existencia de una riqueza hidrológica importante y que explica la multitud de fuentes que pueden encontrarse a lo largo de la multitud de rutas y pueblos que nosotros nos encontramos, incluso sistemas de canales por las calles de las localidades.

Por último, es necesario comentar otro elemento fundamental para comprender la importancia ecológica y paisajística del Parque Nacional, me estoy refiriendo a las lagunas de origen glaciar de Sierra Nevada. En total, hay 42 normalmente permanentes, siendo en la mitad sur del Parque donde se encuentra la mayor parte de ellas y las más importantes en cuanto a tamaño, profunda y altitud se localizan en el Valle del Trevélez.

  • Flora y vegetación

Otro aspecto fundamental para entender el porqué de este Parque Nacional dada la diversidad que contempla: “más de 2.100 plantas vasculares (30% de la flora de España Peninsular en sólo una extensión del 0,4% de esta área y 7% de la Región Mediterránea con una extensión inferior al 0,01 % de la misma”, con una gran relevancia de los endemismos descritos, principalmente, en la zona de alta montaña del Parque.

Como ya sabéis, la flora y vegetación, del mismo modo que la fauna, de un área como Sierra Nevada está muy influenciada por los factores orográficos que la componen y, en este sentido, por su situación, “es la cadena de montañas más meridional del continente europeo” y  por las altas diferencias altitudinales existentes, desde los 1200 metros hasta los 3.480 m,  convierten a esta cadena montañosa en un espacio excepcional.

En Sierra Nevada, “están representados 5 de los 6 pisos bioclimáticos y áreas biogeográficas definidas para la Región Mediterránea” desde el “mesomediterráneo donde tiene su óptimo los bosques de hoja perenne constituidos por encinas y otras especies; supramediterráeno, piso en el que, dependiendo de ciertas condiciones microclimáticas, pueden presentarse bosques caducifolios constituidos por robles, arces, quejigos, serbales, etc.; oromediterráneo, que es el piso de alta montaña mediterránea, donde ya apenas sobrevive alguna especie arbórea, dominando los vegetales de porte almohadillado o rastrero para resistir el peso de la nieve y, por último, el crioromediterráneo, donde la persistencia de la nieve acorta considerablemente el periodo de crecimiento de los escasos vegetales que se adaptan a tan duras condiciones.”

Como en otras regiones de nuestro país, aunque me atrevería a decir que en todo el país sin excepción, los incendios forestales, las talas y la conversión del monte en zonas de pasto también han configurado el paisaje de Sierra Nevada, manteniendo en la actualidad la presencia de matorrales y pastizales de sustitución de los bosques climácicos de estas zonas: escobonales en los melojares y encinares o los jarales son muy característicos.

En cuanto a la vegetación de ribera, en estos pisos mediterráneos, el sauce (Salix sp.), el aliso (Alnus glutinosa), el abedul (Betula pendula subsp. fontqueri) y otras especies típicas de esta vegetación se puede observar por la multitud de ríos y arroyos que circundan estas tierras.

Las coníferas, también representadas en Sierra Nevada, se pueden observar en la parte occidental del macizo, destacando fundamentalmente dos especies como son Pinus nigra subsp. clusiana y Pinus sylvestris subscp. Nevadensis, en un alto porcentaje procedentes de repoblación.

  • Fauna

La riqueza faunística de este enclave, en una primera reflexión nos puede hacer pensar que es menor que en la de sus catorce compañeros puesto que bajo las condiciones climáticas, edáficas y orográficas en las que los animales tienen que desarrollar su ciclo vital puede suponer un hándicap para ellos. Sin embargo, su riqueza faunística es importante y nos permite entender el complejo hábitat en el que nos encontramos, ahí van algunos datos: “pueden enumerarse 5 especies de anfibios, 18 de reptiles, 123 especies de aves, más de 40 especies de mamíferos o 18.000 de insectos pueden observarse por sus ríos, vegas, arroyos y montañas. Entre las que se encuentran especies emblemáticas como el águila real y el águila perdicera, el acentor (especie típica alpina), o el camachuelo trompetero (característico del norte de África)”.

Es decir, desde casi un infinito número de insectos hasta numerosos mamíferos, son muchas las especies que habitan estas tierras. Es conveniente, y necesario, indicar el alto número de especies  endémicas (exclusivos de una región) del Parque como por ejemplo el plecóptero Isoperla nevada, el heteróptero Eurydema nana, coleóptero como Iberodorcadion lorquini -cerambícido que habita por encima de los 2.200 metros- y que nos indican el grado excepcional de adaptación que pueden llegar a tener estos animales, o himenópteros, un orden que “tras un diseño anatómico de las especies que lo conforman muy similar, se encuentran muy variadas estrategias de vida ya que encontramos depredadores, polinizadores, granívoros, parásitos, hiperparásitos, sociales, semisociales, solitarios, con nidos complejos como las celdillas de las abejas o avispas o fabricadas en barro y torneados…”

No tuvimos la suerte de encontrarnos grandes animales a lo largo de los caminos que recorrimos, pero sí me parece curioso compartir con vosotros una ardilla que nos acompañó durante un descanso en Capileira:

Rutas a realizar

Son muchas las cosas que ver y disfrutar en Sierra Nevada, multitud de senderos o caminos por los que contemplar la inmensidad de su paisaje, su flora, su fauna, sus componentes geológicos,… Nosotros, nos divertimos mucho paseando por varios senderos coincidentes con la zona de la Alpujarra Granadina, concretamente, realizamos el sendero circular que discurre por los pueblos de Pampaneira, Bubión y Capileira. Desde estas líneas recomiendo la visita de estos tres pueblos y la realización de cualquiera de las rutas que recorren estas tres localidades; sin duda, una buena idea para disfrutar con los amigos o la familia para terminar comiendo en cualquiera de los restaurantes que, por un buen precio, os deleitarán con una comida típica granadina.

En una segunda jornada, pudimos disfrutar de la vegetación de ribera del Canal de de la Espartera, situado en las proximidades de Granada y que discurre, parte de ella, por la ribera del río Dílar.

Estos son sólo algunos ejemplos de la infinidad de rutas que se pueden realizar. Existe multitud de información al respecto en la red, para este apartado me he decantado por dejaros el enlace a la página oficial de la Junta de Andalucía donde se describen varias rutas interesantes para disfrutar de la extraordinaria variedad de paisajes y ecosistemas de Sierra Nevada:

  • Pueblos del Poqueira (PR-A 70), circuito circular de 9,4 km.
  • Monterrey (PR-A 35), circuito circular de 7,6 km.
  • Aguadero (PR-A 37), circuito circular de 14 km.
  • Jérez del Marquesado-Postero Alto (PR-A 31), circuito circular de 17,1 km.

En definitiva…

Sierra Nevada es, sin duda, uno de los mejores Parques Nacionales con los que contamos, tanto por su extensión como por su diversidad, recomendando desde estas líneas que vayáis con tiempo, porque tiempo es el único factor con el que debéis jugar para conseguir comprender y percibir todos y cada uno de los paisajes que esta tierra ofrece, desde los encinares y melojares de las zonas bajas, pinares y enebrales de las zonas medias hasta las cumbres de alta montaña caracterizadas por pastizales y canchales.

Para terminar este artículo, al igual que hice con Monfragüe, la idea era  incluir un pequeño relato de los muchos cuentos que sobre esta tierra han llegado a nuestros días y para ello, no puedo dejar de nombrar las historias y leyendas de Washington Irving, escritor romántico estadounidense, que allá por el siglo XIX, visitó la ciudad de Granada, describiendo las costumbres, la historia y la cultura de la Alhambra y sus alrededores en sus fantásticos “Cuentos de La Alhambra”. No me atrevo a transcribir ninguna sino que os invito a que os hagáis con un ejemplar y os dejéis llevar por la magia de la literatura y de este viajero y aventurero.

Si te ha gustado…¡compártelo en tus redes sociales!